Si se admite que con cualquier actitud que se adopte se le hace siempre el juego a alguien, lo importante es buscar por todos los medios hacer bien el propio juego, esto es, de vencer netamente.

Antonio Gramsci

miércoles, 7 de octubre de 2009

Las gracias de la universidad pública neoliberal

Todos los años se da una discusión a nivel de la FECH por el alza de aranceles, mas todos los años esta alza se efectúa sin que se pueda hacer mucho más que pedir un alza igual entre estudiantes nuevos y estudiantes antiguos y lograr un reajuste de las ayudas estudiantiles en la misma cuantía del alza de aranceles (puntos logrados sólo el año pasado). Pero ante esta temática, que ha interesado año a año al movimiento estudiantil, creo que falta un análisis que vaya un poco más allá del interés corporativo y sensato de no querer que nos suban los aranceles.

En los últimos dos años (mi experiencia personal), el movimiento estudiantil se ha debatido entre que los aranceles suban con respecto al índice de precios al consumidor (IPC/inflación) o al índice de reajuste al sector público (IRSP). Esto es en los hechos, sin embargo igualmente se pide un congelamiento nominal (es decir que no suba ningún peso) a las autoridades. Esta demanda, por parte de los dirigentes del pleno, se sabe perdida de antemano, hasta ahora la federación no apuesta por una agitación ni movilización real con respecto al tema de los aranceles. A esas alturas del año está demasiado ocupada en las elecciones de la mesa.

Sin querer entrar en un análisis sobre la capacidad real y voluntad de la federación para movilizar a los estudiantes sobre este o cualquier otro tema, quisiera observar lo que hay detrás de la discusión del alza de aranceles. Rectoría alude que los costos de la universidad suben con respecto al IRSP debido a que el grueso de los gastos de la misma se van en remuneraciones de personal académico y no académico, los cuales se acogen al reajuste del sector público. Con este argumento, Rectoría no claudica en aumentar los aranceles año a año en un mínimo de lo indicado por el IRSP, el cual se define políticamente en la negociación entre gobierno y los funcionarios públicos. Es lo que ha ocurrido los últimos años en nuestra universidad.

Ante este argumento, los estudiantes (en realidad los dirigentes del pleno) devuelven el argumento de que los sueldos de nuestros padres y los de ningún trabajador no público de Chile no suben con respecto al IRSP, ni siquiera con respecto al IPC. Por tanto estas alzas son injustas para los estudiantes y las familias de Chile. Sin mayor esfuerzo se puede notar que aun cuando los aranceles subieran con respecto al IPC y a nuestros padres les reajustaran los sueldos con respecto al mismo índice, se caería en otra contradicción. Y es que a un arancel de 200.000 pesos mensuales (2 millones anuales) un alza en torno de 7% (ipc aproximado 2008 y 2007) significa un alza de 14.000 pesos mensuales. Yo no se cuantas familias de Chile pueden pagar íntegramente el arancel mensual de los estudios de sus hijos, pero queda claro que si le reajustaran el sueldo en el IPC, a un sueldo de 200.000 pesos, tendría que utilizar toda su alza en el pago el alza del arancel o un sueldo de 400.000 pesos tendría que utilizar la mitad del alza en el pago del arancel, mientras que con todo el aumento del coste de la vida, el grueso de las familia chilenas (menos el quinto quintil y hasta por ahí no más) salen para atrás, pierden poder adquisitivo. Subir los aranceles con respecto a IRSP o IPC se sustenta en el supuesto de que el arancel es un bien de consumo que pesa tanto en el presupuesto de las familias como el pan o la leche, sin duda un análisis minucioso de la realidad.

Aun cuando se pague el arancel con créditos, esta alza sustentada en la ficción que todo Chile es quinto quintil o décimo decil, significa un cobro desmedido tanto por parte del pago posterior de la deuda, y más grávemente aun, de los intereses en base a cifras infladas. Ante esto yo pido que la discusión se de con argumentos reales y que los estudiantes no le sigamos el juego a rectoría discutiendo en torno a análisis irreales de la situación económica de las familias de Chile.

La Chile, una universidad pública

Ahora quiero volver con a un punto que es el interés central de este escrito. La condición pública de la universidad y la condición de los funcionarios académicos y no académicos. Ya mencioné que los funcionarios de la universidad se acogen al reajuste del sector público, pero ¿por qué? ¿la universidad es una institución pública?. Las instituciones del Estado reciben el grueso de su presupuesto de fondos públicos, entonces, cuando se reajusta al sector público, el Estado le reajusta a su vez el presupuesto a la institución y esta puede reajustar a sus funcionarios. Sin embargo, la universidad NO RECIBE EL GRUESO DE SU PRESUPUESTO POR PARTE DEL ESTADO. Con los aportes estatales, nuestra universidad financia entre un 15 y un 20% de su presupuesto anual (AFD+ AFI+ etc), aun cuando este aporte estatal se le reajustara en torno al IRSP, cosa que no ocurre, este reajuste serviría solo para cubrir entre el 15 o 20% el aumento de costos de esta casa de estudios.

Es totalmente claro que en la dimensión más económica las universidad públicas no lo son -algunos creen y dicen que en otros ámbitos si lo son-. Sin embargo, debido a que la universidad tiene que someterse a fiscalización como si fuese institución pública (contraloría, etc.) y sus funcionarios están sujetos al estatuto administrativo (no me queda claro con los académicos), se siente pública y cobra como pública. Para que los funcionarios tanto académicos como no académicos de la universidad se sientan públicos, cobrando reajustes del IRSP, se tiene que privatizar cada vez más a los estudiantes y la educación, debido a que este reajuste se hace en base a alza de aranceles como vimos en el apartado anterior. Esa es la universidad pública neoliberal.

Al aclarar la contraposición real de intereses entre los asalariados de la universidad y los estudiantes, no quiero hacer una defensa gremialista del estamento estudiantil, sería lo más lejano a mi intención. Lo que quiero hacer ver es la nefasta situación que nos impone este modelo de universidad neoliberal y el modo de dominación actualmente imperante. El cual enfrenta en sus intereses concretos a los estamentos de la universidad, reduciendo las posibilidades de unidad y lucha conjunta de la "comunidad universitaria".

En síntesis, a través de rectoría, los asalariados de la universidad le piden su "sentido público" a los bolsillos de las familias de los estudiantes. Acaso, ¿el punto no es que la universidad en su conjunto luche contra el empresariado, base social del modelo neoliberal, para recuperar una universidad pública de verdad, al servicio de las grandes mayorías?. Lo primero que hay que hacer como estudiantes es dar un debate real en torno al financiamiento actual de la universidad, para luego unirse con todos los que quieran una universidad pública y enfrentarse a los académicos y tecnócratas que están contentos con este nefasto enfrentamiento de intereses dentro de la universidad neoliberal.

2 comentarios:

sebastian dijo...

José, esta bien tener los argumentos muy claros para moverse ante las autoridades, así que saludo el escrito.
Sin embargo, creo que siempre hay que tener claro que esto no se trata de negociaciones racionales en las cuales el mejor argumento gana, sino que hay relaciones de fuerza reales que hay que saber clarificar y definir bien para "jugar". Al final del día, lamentablemente, todo se resuelve en quien tiene más poder para hacer valer su posición, y no en quien tiene las mejores razones.
De hecho como tu mismo has mostrado el argumento de rectoría es insostenible.

Saludos.

Seba.

José dijo...

No puedo estar más de acuerdo con lo que planteas, sin embargo, el análisis que haces es uno más estructural, que sirve siempre y es clarificador, pero es una parte sólamente del análisis.
A pesar de que existan correlaciones de fuerza definidas con anterioridad a un conflicto, estas se hacen carne y se expresan en relaciones sociales concretas, argumentos y acciones visibles. Por ejemplo, por más ridículos e insostenible que sean los argumentos de rectoría, en el calor de la práctica si convencen o inmovilizan a muchos compañeros, la necesidad del financiamiento de la universidad apela fuertemente al sentido común de los estudiantes y muchos consideran que las alzas tienen que ocurrir y otros ni siquiera lo piensan. Las fuerzas sociales toman realidad en ideologías y discursos hegemónicos. Argumentos, retórica, autoridad, apatía, reformismo, paja, etc. se reunen para producir el resultado de una correlación de fuerzas.

A pesar de esto, considero que el correcto y minucioso análisis de los argumentos (mientras sea crítico) va en pos de la lucha ideológica o contrahegemónica. Estos márgenes, si bien no cambiarán el resultado de la privatización de la educación, nos ayudan a construir día a día alternativas. Pero claro, no es ni la mitad de la pega.