Si se admite que con cualquier actitud que se adopte se le hace siempre el juego a alguien, lo importante es buscar por todos los medios hacer bien el propio juego, esto es, de vencer netamente.

Antonio Gramsci

viernes, 23 de enero de 2009

La élite discute sobre la Universidad Pública.


En el encuentro "La Universidad Pública: Desafío para el Siglo XXI" organizado por la vicerrectoría de extensión de la Universidad de Chile, se propuso decididamente desde la élite académica pública, un aumento sustancial en el financiamiento basal de las universidades estatales -que son la universidad de chile y la técnica del Estado con sus derivadas(sumando 16 entidades)- que tendría que llegar al menos al 50% del presupuesto anual de las distintas instituciones, aumentando el gasto público en educación superior gradualmente durante 5 años hasta alcanzar dicha cifra.

Lo primero interesante de constatar en dicho coloquio es el carácter de la demanda, sin mencionar casi en absoluto al movimiento social y particularmente el estudiantil universitario, que ha propuesto y demandado la reconstrucción de la universidad pública en su rol histórico, pero más fundamentalmente en el social, con las propuestas históricas de arancel diferenciado, aumento sustancial del crédito universitario, gratuidad en la educación superior por financiamiento basal 100% público a las universidades del Estado etc. El desconocimiento de los estudiantes fue más profundo aún, al no invitar (ni siquiera avisar) a un representante estudiantil como el presidente de la FECh o similar.

La discusión se enfocó principalmente en la explicación y defensa de la propuesta del rector* pero más ampliamente como una apología corporativa de la educación pública financiada por el Estado, llegando a una suerte de "estamentalismo académico" al demandar financiamiento a las instituciones mentadas para producir investigación y docencia -principalmente una demanda para la autoreproducción del estamento académico- argumentado la producción de bienes públicos y el servicio al país. Sin poner en duda de que estos principios algo metafísicos se cumplen en la realidad y que la conciencia social, crítica además de la calidad humana son cualidades de algunos de los académicos transmitidas a los estudiantes en las cátedras, lo que no aparece en el campo de lo discutible es a servicio de quién está el conocimiento producido por las universidades estatales -otras ni hablar- aún en los tan vitoreados sistemas de educación superior pública de los países del capitalismo central (Europa occidental y EE.UU) o los latinoamericanos que lograron conservar sus universidades públicas de las dictaduras y los embates de las políticas neoliberales con movilización social.

El punto es que dentro del debate poco y nada se habló del acceso a la educación superior pública y cuando fue mencionada fue para felicitarse que las ues Estatales tienen el acceso más equitativo de estudiantes a universidades complejas o que hacen investigación ni se trató el carácter social del conocimiento en ellas producido, cometiendo el error de asimilar muchas veces que el diseño de políticas públicas o la formación de cuadros para el Estado es trabajar en beneficio de las amplias mayorías. Lamentablemente esto que queda fuera del debate elitario sobre educación pública es que el Estado actual está en función de los intereses empresariales y el conocimiento es aprovechado por los actores más fuertes de la sociedad, nuevamente el empresariado.

Considerando que el encuentro fue más que nada una forma de difundir la propuesta de rectoría (que está en consonancia con la del consorcio de universidades estatales), su relevancia se agota mayormente en el debate "público" que pueda generar o la influencia en la propuesta de marco regulatorio para la educación superior que estaría preparando el gobierno antes del primer semestre de 2009, sin embargo la ministra de educación ya pronunció que la carga presupuestaria que implicaría cumplir la demanda de la rectoría requiere una reforma impositiva o una fuente de ingresos fiscales de similar calibre, lo que de facto estaría enterrando la esperanza de llegar al 50% de aporte basal. La duda que queda es que si efectivamente las universidades Estatales lograran el financiamiento demandado, tendría como consecuencia un "blanquemiento" de las instituciones al financiarse con aportes del Estado y no de altísimos aranceles o venta de servicios a privados o si efectivamente con el aporte basal se espera que la universidad Estatal se convierta en la "conciencia crítica de la nación" cumpliendo un rol transformador de la realidad, al ponerse al servicio de los actores sociales y de manera efectiva, de las grandes mayorías del país.





* Documento de trabajo "Nuevo Trato con el Estado: hacia una política para las universidades estatales" enero 2009

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